CUANDO VEO UN NIÑO SONREIR

Cuando veo a un niño sonreír

mi pensamiento florece

pues veo el futuro por venir

en un nuevo mundo que con el crece.

Al observar su sonrisa desinteresada,

llena de completa sinceridad,

entiendo que aunque mi carga sea pesada,

hoy construyo un mundo tratando de asegurar su felicidad.

Porque la sonrisa de un infante

alimenta nuestro corazón,

se convierte en el colorante

que pinta nuestra desteñida ilusión.

Pues este mundo a veces es tan aburrido,

lleno de tantas maldades,

el toque mágico hemos perdido,

ante sendas calamidades.

De su rostro a veces hemos desdibujado

esa sonrisa que el cielo nos regalo,

a los niños hemos contagiado,

convirtiéndolo en un vulgar tórsalo.

Su futuro hemos trucado,

brindándoles vanas necesidades,

guerras y drogas les hemos heredado

en vez de darles cariño y otras bondades.

Que sería este mundo sin ellos,

sin esos melodiosos sonidos,

que nos regalan esos pillos

nuestros dulces consentidos.

Por ello para mi es un castigo

cuando veo a un niño abandonado,

consiguiendo su alimento como mendigo

durmiendo en las calles y desarropado.

Donde quedo nuestra humanidad,

donde quedaron nuestros sentimientos,

vemos todo con tal ambigüedad,

que hasta con nosotros mismos estamos descontentos.

Pero aun así cuando vemos a un niño reír

vemos un nuevo amanecer

pues tendremos con quien compartir

cuando lleguemos a nuestro atardecer.

Pues esa sonrisa es el sol de nuestra vida,

nuestra energía para continuar,

luz que nuestra mente motiva,

para este mundo poder cambiar.

Sonrisa llena de inocencia

que hemos perdido con el pasar del tiempo

pero que refresca nuestra conciencia

cuando vemos a un niño contento.

Foto de mi amiguito Sebastián