Escucho el tintinear de campanas,
y veo las pascuas florecer,
árboles navideños hay en vitrinas y ventanas,
pero nada de esto me hace enternecer.
Villancicos se escuchan en las calles y en las radios,
luces de colores se ven por doquier,
en las casas han puesto adornos estrafalarios,
pero en mi la navidad no quiere florecer.
No sé si es por cuestión de edad,
o porque el carácter se me ha agriado,
nada de esto me provoca felicidad,
hasta yo me sorprendo de todo lo que he cambiado.
Quizá porque pienso en la unión familiar,
y en las reuniones que acostumbramos,
en las cuales muchos ya no han de estar,
pues sus espíritus habitan ahora en otros planos.
Tal vez a consecuencia de la pandemia,
que al mundo ha afectado,
llenándolo de impotencia y de disemia,
por aquellos que no se han cuidado.
Me siento como ese personaje verde de la navidad,
aquel que el Dr. Seuss ha inventado,
el cual demuestra su insensibilidad,
aunque por dentro este acongojado.
O quizá como Scrooge de Dickens,
pues todo me parecen pamplinas,
será que padezco delirio tremens,
o forma parte de mis indisciplinas.
Más bien una mezcla de ambos personajes,
los cuales son apáticos en verdad,
siempre llenos de locuras y corajes,
sin querer participar de la navidad.
Saben mi familia se ha entusiasmado,
y han decorado el hogar,
árbol, luces y adornos han colocado,
pero nada de esto me ha de motivar.
Mi espíritu navideño está perdido,
no sé si lo quiero encontrar,
esta época me tiene confundido,
temo que mi piel de color vaya a cambiar.
Pero a pesar de estas condiciones,
no quiero dejar pasar la oportunidad,
de pedir a Dios que colme su hogar de bendiciones,
a la vez de desearles una feliz navidad.
Starlight