Poseemos la misma carga de energía,
pero pensamos tan diferente
la ley de Coulumb lo explica
¡que ironía!
que hasta la Física me dice que no debo quererte.
Sigo el principio de la ley de la negación dialéctica,
aseverando que no me encuentro enamorado,
mi afirmación suena tan patética,
cuando al verte de mi pecho brota un suspiro inesperado.
Se me alborota la dopamina, liberando neurotransmisores,
Haciéndome sentir en la panza mariposas,
ya que con tu presencia mi día se ilumina,
¡pero a ti mi química es parte de aquellas otras cosas!
Esas a las cuales no das importancia,
como lo explica el teorema matemático de Gödel,
pues a tus reglas claras das relevancia,
hay tantas preguntas a las cuales no puedes responder.
Te observo como se hace en astronomía,
mi corazón erróneamente te ubica muy cercana,
pero eres aquella estrella distante,
y aunque formas parte de mi cosmología,
me miras de forma tan ufana,
ya que no formo parte de tu mundo itinerante.
El amor que siento por ti es como dice la psicología,
una emoción compleja y repleta de sentimientos,
un caudal de ideas que inundan mis pensamientos,
mayormente de tristezas en vez de que fuesen alegrías.
A lo mejor padezco de una fuerte limerencia,
tomando el concepto de psiquiatría,
pues me veo al borde de la demencia,
poniendo en jaque mi ideología.
Si filosofía se deriva de la palabra amor,
y del vocablo sabiduría,
¿porque me aferro al dolor
de quererte y no tenerte día a día?.
De cualquier forma que lo analice,
no lo puedo entender,
pues con cualquier ciencia que utilice,
concluyo que nunca me has de querer.
Pero no elegimos de quien enamorarnos,
en la vida el sentimiento domina la razón,
encontramos héroes y también villanos,
los cuales cuidan o destrozan nuestro iluso corazón.
Starlight
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