ARBOL DE LIMON

Aunque mi cielo sigue nublado

y en mi mar no ha bajado la marea

el viento que sopla ya no es desmesurado
por lo que claramente veo mi odisea.

Lentamente aparece el arcoíris de la razón,

en el umbral de tiempos venideros,

donde parchado existirá mi corazón

a pesar de que pausados están varios te quiéros.

Poco a poco despierto de la pesadía

en un presente diáfano y elongado,

en el cual se marca la letanía,

que tu ausencia me ha dejado.

Secas están las lágrimas de mis ojos

se reúsan de nuevo a brotar,

por sentimientos ruines y caprichosos

que tu no dejas de mostrar.

Pero he llegado a la etapa de aceptación

y sé que nada puedo cambiar,

de nada sirve una nueva discusión

cuando la realidad no se quiere aceptar.

Decisiones todos tomamos

pero no siempre son las adecuadas,

con ellas muchas veces lastimamos

a las personas más allegadas.

Nuevos paisajes tiene el futuro,

pero en el no estás tú,

aunque de esto estoy seguro,

lo digo por tu inexperiencia y juventud.

Pinto panoramas sin tu presencia,

pero contemplo tu regreso,

hago uso de cordura y experiencia

aunque la primera me cuesta lo confieso.

Hago uso de tantos colores,
pero los tuyos en mi paleta he conservado,

pues aunque eres dueña de mis amores,

creo que por momentos lo has olvidado.

De los arboles que sembré

aun tengo dos que no se si son peras o manzanas,

pues del primero limones saque,

pero debo acostumbrarme a las limonadas.

Gracias Dios por darme fortaleza,

por no dejarme caer,

cuando han tocado mi punto de flaqueza

dentro de la tormenta no me has dejado perder.