EXPEDICIONARIO EN EL MAR

Viajar por el mar quisiera,

cruzando su gran inmensidad

flotar lejos de la ribera,

compartiendo con él mi soledad.

Surcar el espacio que ocupa,

desconectarme de lo que sucede en tierra,

que profundamente me preocupa

y algunas veces realmente me aterra.

Flotar por los siete mares,

creyéndome pirata,

olvidándome de los pesares,

que se sufren en esta vida ingrata.

Navegando en un raudo velero,

guiándome por las estrellas,

como lo hacia el antiguo bucanero,

cuando perseguía tesoros o damas bellas.

Aventurarme entre sus corrientes,

buscando nuevos destinos,

donde las tristezas sean las grandes ausentes

y que la alegría invadan todos los caminos.

Alejarme entre sus oleajes,

sin tener un curso predeterminado,

descubriendo nuevos parajes,

donde no exista un pueblo agobiado.

Obviar las cartas de navegación,

dejar por un lado el sextante,

viajar como dicte el corazón,

en un navío por demás decir errante.

Hacer un largo recorrido,

viajando siempre hacia el horizonte

donde el sol se oculta y la luna ha nacido,

tan lejos donde no se escuchen las gaviotas ni el cenzontle.

Moviéndome al compas de las olas,

dejando mis sentimientos aflorar,

gritan al viento mis secretos pero a solas,

para que nadie me pueda escuchar.

Escaparme a sus azules confines,

de forma permanentemente,

viajar junto a delfines

y borrar pasajes de mi mente.

Quiero ser un expedicionario en el mar,

y olvidarme de la gente,

que no entiende el significado de la palabra amar,

desafiando a un Dios que con nosotros ha sido paciente.